miércoles, 16 de junio de 2010

La Socialdemocracia del siglo XXI

Cuando empezó esta crisis muchos hablaron y escribieron que era el fin del sistema capitalista, el colapso del neoliberalismo, y que era necesaria una refundación del sistema financiero. A día de hoy, a mí lo que parece que esta apunto de finiquitarse es la socialdemocracia, el gran avance de la Europa de posguerra, que alcanzo cotas de bienestar y de protección social como nunca antes vistas, está en serio peligro.
Parece como si estuviéramos al borde del precipicio donde caen las ideologías que en otros tiempos arrastraron masas, quién recuerda al radicalismo, el anarquismo o el comunismo leninista, movimientos todos ellos claves del siglo pasado.
En este momento que el capitalismo ultraliberal parece que atraviesa sus peores momentos, la socialdemocracia se arrastra como un enfermo terminal por los pocos gobiernos de izquierda que quedan en Europa. Porqué, porqué la sociedad no ha visto en la socialdemocracia su tabla de salvación, o mejor dicho, porque los gobiernos socialistas ante un momento de crisis no sólo económica sino social no son capaces de generar entusiasmo popular y convertirla en la tabla de salvación de esta crisis.
Quizás lo que necesita una refundación sea la propia socialdemocracia. Representada en los partidos obreros como el PSOE, y que hoy en día parece representar más a las clases ricas acomodadas. El socialismo debe representar a los millones de trabajadores que están sufriendo la brutalidad del neoliberalismo, a los jóvenes mileuristas, a los jubilados con pensiones ridículas y a las clases medias reales, la de los pequeños empresarios y autónomos, funcionarios y profesionales liberales.
Tampoco sería la primera vez, ya ocurrió en 1920 tras la revolución bolchevique, abandonando la revolución por la reforma social dentro de la democracia parlamentaria. Y la segunda con el “Bad-Godesberg” del SPD alemán (1950-60), se rompe con el marxismo (como haría posteriormente el PSOE ) y aceptan una economía libre regulada por el Estado, con un sector privado, un sector público potente y un sector de economía social. Es decir, el estado del bienestar apoyado en la ahora aclamada política keynesiana (del economista británico Keynes) de apoyo al consumo y la inversión a través de una mayor fiscalidad.
Pero después de cincuenta años, la globalización del capitalismo y el sistema financiero, la aceleración del cambio climático y una sociedad desfragmentada por su individualismo, han dejado obsoleta esta socialdemocracia. Es necesario replantearse nuevos métodos de acción y de organización, actuar como una fuerza internacional, principalmente europea, con políticas trasnacionales.
Es la socialdemocracia quien tiene que abanderar los grandes retos del siglo XXI, dar respuestas a los ciudadanos, repuestas socialistas a la crisis económica, ecológica y social. Y acabar con la inmoralidad de este sistema capitalista ultraliberal. ´
Los partidos socialistas europeos están defendiendo por encima y en contra de todo unos intereses en primer lugar nacionales, aunque sean los de los asalariados de sus países respectivos. En Europa han practicado unas estrategias no cooperativas, que han debilitado la construcción de la Unión europea y finalmente han fracasado. Estas políticas del cada uno por su lado hacen que los partidos socialistas sean impotentes ante el capitalismo financiero globalizado.

Hay que apostar por el “ecosocialismo”, defendiendo el ecosistema y la calidad de vida en todo el planeta. Adecuarse a la realidad mediática, los electores no se fijan sólo en un programa, también en los lideres y estos no pueden estar sujetos a los medios clásicos de comunicación, explotar los recursos de internet, pero no tan sólo apareciendo y cliqueando de vez en cuando, sino involucrándose, relacionándose y estableciendo vínculos, que permitan a sus electores ser parte de la elaboración de sus propuestas.
¿Conseguirá la socialdemocracia europea esta tercera refundación? Yo creo que sí. Si se mantiene fiel a sus valores y es capaz de adaptarse al momento histórico. Porque de esta crisis no nos va a sacar el neoliberalismo del sistema capitalista, tan sólo la socialdemocracia tiene esa capacidad.


Y como decía León Blum “…lo creo porque lo espero..”

martes, 8 de junio de 2010

SUELDOS DE POLITICOS


Viendo estos días los sueldos de diferentes políticos, y si yo me bajo tanto y si tú te bajas menos. Considero fundamental una ley de ámbito nacional que regule semejante despilfarro. Debería ser una propuesta trasversal y fuera de cualquier ideología política. Basada en un principio muy sencillo:
Que ningún presidente de Comunidad Autónoma pueda cobrar más que el Presidente de España. Y, a la vez, que ningún alcalde pueda cobrar más que su presidente autonómico. Por supuesto, que los cargos de libre designación, en consejos de Admón. y cargos de dirección en estas mismas empresas públicas, fundaciones, etc. etc. tampoco cobren más que los consellers respectivos de área.
Y evidentemente todo público y transparente, no como ocurre actualmente con el Jefe del Estado y su familia, que nadie sabe lo que cobra, y a nadie he oído decir que se lo van a rebajar.

martes, 1 de junio de 2010

LA TASA TOBIN

Hace unos días tuvimos una tertulia política sobre los planes de ajuste del gobierno para reducir el déficit público. En una de las intervenciones se comentó un poco de pasada la tasa Tobin, que se fundamenta en el control democrático de los mercados financieros a través de un impuesto a las transacciones financieras (FTT por sus siglas en inglés).
Si tenemos en cuenta que la actual crisis económica sin precedentes históricos por su magnitud ha sido provocada por el sector financiero, no se entiende que no sean los responsables quienes participen directamente en la recuperación, y tengan que ser millones de personas de todo el mundo que están perdiendo sus empleos los que tengan que “apretarse el cinturón”. Los gobiernos son capaces de movilizar miles de millones para salvar entidades financieras que sin ninguna regulación nos han abocado a esta situación. Ha llegado el momento de que les reclamemos la parte que les corresponde del rescate de la economía.
Sería necesaria una autoridad mundial reconocida por todos los Estados para recaudar y redistribuir ese impuesto que permitiría crear un “fondo de ayuda” a ciudadanos y ciudadanas. Que permitiría pagar los costes sociales de la crisis, financiar bienes públicos, y luchar contra la pobreza mundial y el cambio climático. Y por supuesto, una mayor estabilidad y control del sistema financiero mundial.
Los gobiernos no deberían continuar como si no hubiera sucedido nada por el crecimiento exponencial del sector financiero centrado en el beneficio especulativo a corto plazo. Deberian reflexionar seriamente sobre su factibilidad, y crear un grupo específico de trabajo sobre el tema.

¿Qué es la tasa Tobin?
La Tasa Tobin fue anunciada en 1972 y presentada con mayores detalles en 1978 por el Dr. James Tobin, premio Nobel de Economía en 1981. Consiste en la imposición de un impuesto a cada una de las transacciones financieras que atraviesan las fronteras nacionales. La tasa impositiva de solo 0.1%-0.25%, o sea entre 10 y 25 centavos por cada 100 dólares en cada transacción; esta tasa se dirige a evitar el flujo de capitales a muy corto plazo (días o semanas), pues estos obtienen un por ciento de ganancia muy reducido y el impuesto Tobin prácticamente lo haría desaparecer.
El elevado monto de la ganancia de estos capitales se obtiene por la velocidad a que se mueven, en este caso las personas o entidades implicadas en varias transacciones cada día o cada semana tendrían que pagar la tasa varias veces, lo que las desanimaría para realizar este tipo de inversión, por su parte la tasa de ganancia de las inversiones a más de un año quedarían casi intactas. Lo que se trata según palabras del propio James Tobin es de “echar arena al aceitado mecanismo de las especulaciones que hacen viaje de ida y vuelta en días o pocas semanas”.
Los resultados de esas recaudaciones en la actualidad podrían alcanzar cifras aproximadas a los 1000 millones de dólares anuales; esto fondos pudieran estar dirigidos a los países de menor desarrollo y podrían ser administrados según su autor por el FMI.